La envidia, o ese deseo de estimar siempre y en todo momento lo mejor, lo que el resto tienen, pertence a los males de nuestra generación. Los pequeños tienen siempre y cuando ser agradecidos con lo que tienen, y ser felices a partir de lo que son. En lugar de regañar, de evaluar, de tachar como inferiores a el resto, debemos entenderlos y respetarles, porque aún con sus dificultades, procuran llevar a cabo lo destacado cada día. Un día, mientras que se encontraba en una día de caza al lado de su amo, se topó con un bello jabalí, al que quiso atrapar para su dueño.
Hasta entonces, el mono que luchaba contra las olas, fue visto por un delfín; el cual creyendo que era un hombre, fue a salvarlo deslizándose debajo él y transportándolo hacia la costa. En el momento en que estaban cerca de la costa de Grecia, una muy estruendosa y beligerante tempestad se levantó e hizo naufragar a la enclenque nave. Su tripulación, el marinero y su mono tuvieron que nadar para de esta forma poder socorrer sus vidas. Pero, además, debemos llevarlo a cabo porque no entendemos cuándo nos toca pedir ayuda, y lo menos que deseamos es que absolutamente nadie nos ayude, nos juzguen o nos discriminen por el hecho de que somos distintas.
De Fábulas Y Lecciones Morales
En los pequeños, es esencial enseñarles el valor de siempre decir la verdad, aunque esta no sea de buen agradar para los que reciben estas palabras. Una fábula que nos enseña a siempre y en todo momento oír atentamente los consejos del resto. Sobre todo si viene de personas que son mayores, y que han vivido mucho más tiempo, por lo que han acumulado mucho más vivencias y experiencias. Aunque la fábula está orientada a los pequeños, bien puede ser una lectura para toda la familia.
Como le pasó al ciervo joven, que suponiendo en su habilidad confió vencer al ciervo mayor, cuyos cuernos, gracias a la experiencia y al tiempo vivido, se habían vuelto cada vez más fuertes. Exactamente la misma pasa en la vida real, en la fábula la mamá ratona no le explica las razones a su hijo de por qué razón no puede proceder a donde le ha llamado el ratón. Sin embargo, esto no significa que no le falte razón.
La Carrera De Perros
Más no debemos intentar todas las cosas sólo por hallar más dinero. Pues el dinero no es ni puede ser un fin, ya que no tiene felicidad. Con mi trabajo solo consigo unas cuantas monedas que me ayudan a vivir con lo justo. Sin embargo, la riqueza no significa nada en mi vida. El futuro es una caja de sorpresas donde nadie sabe lo que puede conseguir. De ahí que, siempre debemos tomar con duda y cuidado a quienes aseguran comprender todo lo que pasará con nuestras vidas.
En el final, las demás personas igualarán tus gestos, pues sabrán que lo que haces es lo preciso. Tanto el oso como el león, en su afán por quedarse con todo el premio, perdieron todo lo que podrían haber compartido en manos de un zorro oportunista. Sabía que tenía hambre, pero no estaba convencido de que ese fuera su propósito.
Así como el cuervo, que no supo entender que no compartía exactamente las mismas cualidades que el halcón, y se lanzó a apresar cualquier presa sin saber siquiera de qué forma se hacía. A bastante gente les gusta alardear de sus virtudes, mucho más aún si se tratan de virtudes llamativas como la fuerza. Pero, en ocasiones, no son estas virtudes las que triunfan, sino que son la paciencia, la inteligencia, el los pies en el suelo y comprender esperar su ocasión.
Fábulas populares con una enseñanza que harán pensar a los niños sobre valores y temas esenciales. Era normal que estos cuatro amigos jugasen, sin embargo, para un perro viejo y vagabundo que rondaba por la misma pradera, esta escena resultaba extraña. Las vivencias de la vida del viejo perro le impedían comprender de qué manera aquellas cuatro criaturas podían ser amigas y llevarse bien entre sí.
Cuentos Sobre La Humildad
En la fábula, las ranas desean imperiosamente conseguir un bello pantano donde resguardarse del verano. Pero, tomar una decisión impetuosa tiene la posibilidad de tener resultados negativos, como quedarse atrapadas en un pozo muy profundo en el momento en que el nuevo charco se seque. Normalmente, acostumbramos a confiarnos y opinar que todo va a salir como és lo hemos planificado. Todo sale al revés, y nos quedamos de manos atadas sin poder corregir. Como bien reseña el dicho, “la avaricia rompe el saco”. Siempre y en todo momento debemos conformarnos un tanto con lo que tenemos, y buscar progresar por nuestros medios, por el hecho de que así lo queremos, y no para agradar a el resto, o para desafiar a los demás.
Esta fábula nos sugiere ir a reconocer las virtudes de los demás, a no compararlas, ni mucho menos a menospreciarlas. Así, el viento sopló con todas sus fuerzas, pero cuanto más fuerte soplaba, más fuerte el hombre se aferraba a su chaqueta, y el viento se cansó de soplar. Sin embargo, en ocasiones lo único que hace falta es soliciar asiste para alguien que pueda, junto a nosotros, conseguir ese propósito. Siempre es mejor comunicar el premio que perderlo todo.